sábado, 19 de abril de 2014

SI NO LO VEO NO LO CREO (Jn 20,1-9)


Tantas veces decimos esta frase “ Si no lo veo no lo creo “ cuando algo nos sorprende, sorpresa que casi siempre va unida a lago desagradable, algo que no nos gusta, algo que nos pone triste. Sin embargo, en la lectura de hoy, la sorpresa va llena de alegría y de esperanza; es el renacer, el redescubrir, es sabernos acompañados siempre.

No todos tenemos los mismos ritmos, ni tenemos que llegar a la vez a los destinos, Los dos discípulos llegan en momentos diferentes al sepulcro y no ven lo mismo, porque a veces la situaciones de la vida no las vemos igual todas las personas, algunos ni siquiera las ven; demos tiempo a que todos lleguen, y ayudemos a que miren donde no ven nada, un detalle puede cambiar la percepción de lo que tenemos delante. Así Simón Pedro , que había llegado más tarde, hace que el otro discípulo entre, mire , vea y por fin se de cuenta que lo que realmente había pasado, por asombroso que fuera.

Cristo resucita, y con su ayuda nosotros también podemos renacer cada día, dejando atrás nuestros miedos, nuestra desesperanza, nuestra ceguera ante lo que ocurre en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nosotros mismos; aunque para ello tengamos que pasar como él nuestro propio calvario.
 
El , nuestros Jesús, estará a nuestro lado, esperando a que cada uno de nosotros lleguemos, a nuestro ritmo, con nuestro paso, para redescubrir la vida con su compañía y mirar adelante aunque a veces no veamos nada; porque nosotros SI que creemos aunque no veamos.

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