domingo, 2 de febrero de 2014

LUZ PARA EL CAMINO Lc (2,22-40)

Simeón oyó una llamada para ir al templo y fue justo cuando María y José llevaban a Jesús para cumplir la ley de Moisés, por la cual todo varón debía ser consagrado al Señor. Entonces Simeón cuando vio al niño, sintió que este niño vendría para pasar muchas dificultades, que enseñaría la ley del amor y que traería la salvación al pueblo de Israel. Era la misión de Jesús siendo profetizada.

Y Jesús, con toda su sabiduría dio cumplimiento a estas profecías. Para esto ha tenido que ser humilde, pobre, sufrir como hombre mismo sabiendo que tenía el espíritu puro y noble. Su misión era acercar a los hombres al camino del Reino de Dios, de la reconciliación, del amor. Y ha tenido que ser de esta manera para que el pueblo entendiese.

Esto me recuerda un cuento que he leído donde un niño que vivía en la época de Jesús había construido una máquina del tiempo y dijo a Jesús, a María y a José que entrasen en ella y saltasen la época de sus sufrimientos, que todavía estaban por ocurrir, y volviesen a vivir después de ella. Pero enseguida se dio cuenta de todo lo que representa Jesús en el pasado, presente y futuro; y les envió de regreso para que todo sucediera, conforme a lo previsto en el plan de Dios.

S.

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