domingo, 24 de noviembre de 2013

GENTE IGNORANTE, SIN CORAZON (Lc 23,35-43)

En aquel tiempo, había muchos que se burlaban de Jesús. No le creían y lo desafiaban. Pedían pruebas de su fuerza, de su sabiduría. Sabían o no de sus hechos, de sus milagros.

Pero también Jesús pedía mucho: que los hombres se respetasen, que ayudasen unos a otros, que no matasen a sus semejantes. Cosas muy difíciles en aquella época. Gente ignorante, sin corazón. La vida poco valía.

Pero hoy, no todo es diferente. Probemos:

¿Cuántos hacen mal uso de la autoridad que tienen?
¿Cuántos se juzgan poderosos y pierden el valor del respecto?
¿Cuántos son malhechores juzgándose buenos?

Bien, quizás no solo en aquel tiempo había gente ignorante y sin corazón.

Vamos a pensar en las cosas que hacemos mal y no nos damos cuenta, aunque sea la falta de cordialidad en el tráfico, la falta de paciencia entre parejas, el descaro con lo que no nos pertenece, la falta de ética y principalmente la falta de respeto con el otro.

La vida de Jesús y todo su sufrimiento debe servirnos de ejemplo y de aprendizaje a todos nosotros. Cuando la vida nos muestra caminos difíciles, cuando nos sentimos perdidos, tristes, decepcionados, debemos tener en mente las injusticias que ha sufrido Jesús.

Es necesario que este tiempo sea un Nuevo Tiempo.
 
La confianza, la fraternidad y la paz sean estados de espíritu y objetivo en la vida.
J.C.

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