domingo, 30 de diciembre de 2012

LA FAMILIA (Lc 2,41-52)

Jugando con las palabras yo diría “la familia es sagrada”, Mi madre me inculcó desde niña que la familia es lo más importante. Y tuve como muestra la relación de mi abuela con sus hijos y la relación entre hermanos, llena de amor y respeto. Ahora soy yo la que quiero transmitirlo a mis hijos.
Por las noches veo a mis hijos en sus camas y me siento en paz. Pero la realidad es que los hijos crecen y un día quieren empezar a volar. Esa etapa se nos hace dura porque nos gustaría protegerles siempre. Para José y María también debió serlo, Jesús ya tenía 12 años, y aunque las madres nunca lo reconozcamos, no era un niño, quería empezar a volar, sentía la llamada de Dios Padre.
Además no lo entendían. No es fácil entenderlo. Deseamos una vida normal para nuestros hijos. Hubiese sido más fácil para José y María que Jesús hubiese sido un judío más. En cambió el destino de Jesús iba más allá y El lo tenía claro.
Imagino la angustia de los padres al no encontrar a su hijo, se me encoge el corazón al pensarlo. El hecho de que sucediera durante las  fiestas de Pascua y que estuvieran 3 días sin encontrarlo es una muestra de lo que estaba por suceder años después y lo que iba a sufrir María. Aunque sus padres se enfadan, al final hacen lo que hacen los padres, querer y apoyar a su hijo, “su madre conservaba todo esto en su corazón”.
Definitivamente la familia merece la pena, a pesar de las preocupaciones, las angustias, los miedos,… de no saber a veces como educar a nuestros hijos, el amor que se siente prevalece por encima de todo. Todas las noches me siento afortunada y doy gracias a Dios por mi familia.
A.A

martes, 25 de diciembre de 2012

HOY DE NUEVO NACE JESÚS (Jn 1, 1-18)


La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Juán comienza su evangelio así. Me recuerda al trailer de una película. El avance de lo que nos espera si nos leemos el evangelio de Juan. Y aunque es bastante simbólico, la “peli” va de la promesa de un Padre. La promesa conlleva voluntad de cumplir algo. Quizás suene abstracto, pero todos recordamos promesas que no hemos cumplido, o que no hemos podido cumplir, pero teníamos voluntad de hacerlo. Y aún más cuando se lo prometemos a nuestros hijos.
Pero la promesa de Dios se cumple. Es una promesa de vida,
esperanza y amor. Nos dice “la Palabra era la luz verdadera”. La luz verdadera… es curioso, en navidad ponemos luces en las casas, en nuestros árboles navideños, que adornan pero iluminan poco. La luz verdadera debe ser más, la linterna que usamos en los pueblos o las farolas de la ciudad que nos permite ver el camino. O la linterna que usamos los médicos para ver si hay placas de pus en la garganta. La luz que nos abre los ojos, nos aparta del mal, “las tinieblas” y nos hace ver lo importante de la vida.

Hoy en día que nuestro poder adquisitivo baja, que la inestabilidad laborar aumenta, nos sentimos en crisis, y nos lamentamos y nos sentimos desgraciados. Pero entonces nace Jesús, la promesa de Dios hecha carne, y nos dice: ¡Da la luz!. Deja de quejarte, mírate por dentro y descubre que haces mal, y cámbialo por bien. Y después ¡Proyecta luz!, es decir ama, ama a tu familia, a tus amigos, a los que no conoces,… ayuda, comparte, vive.

Hoy de nuevo nace Jesús en nuestros hogares y acampa en nuestros corazones. Recíbelo, siéntelo y emana luz en su nombre.
A.A.

domingo, 23 de diciembre de 2012

FE, AMOR Y ESPERANZA (LC 1, 39-45)

Aun no siendo mujer como son las protagonistas en el evangelio de hoy, también he sentido las pataditas de mis hijos en el vientre de su madre cuando ponía mi mano sobre él, como si tuvieran la FE  de que yo soy su papa y les voy a querer, a cuidar….

María a pesar de las dificultades, como cualquier embarazada de hoy en día esta tan llena de AMOR que sabiendo que su prima esta a punto de dar a luz se pone en camino y va a visitarla, esto me hace pensar si en el día a día nuestro en el que no hacemos más que quejarnos de todas los problemas y dificultades que nos rodean, tenemos el mínimo amor para ir a visitar a los que nos necesitan o por el contrario aprovechamos esos problemas y dificultades para no ir.
Quizás os haya pasado, yo muchas veces estoy triste, siento que nadie me quiere, ahora que estoy en desempleo siento que todas las puertas se me cierran...... Por eso estos días de Nochebuena y Navidad, estoy esperando algo más que los regalos, tengo la ESPERANZA de que Jesús entre en mi casa, en mi vida y dar ese salto de alegría dándome cuenta que no puedo hacerlo todo solo y que necesito de los demás para sentirme feliz, como Isabel necesitaba de María para dar a luz.
Hoy casualmente vi anunciado en TVE que el Miércoles 26 de diciembre a las 22,30 en Comando Actualidad van a hablar sobre “Pequeños gestos, grandes logros” os invito a verlo y quizás vuestra Navidad sea diferente.

domingo, 16 de diciembre de 2012

JUSTICIA SOCIAL (Lc. 3, 10-18)

La perícopa que la liturgia de Adviento nos presenta este domingo tiene como protagonista una profecía, un testimonio de anuncio de la venida  del Salvador puesta en  boca de San Juan Bautista.
El Evangelista San Lucas  pretende dotar de autoridad a la figura del profeta   introduciendo la narración  con  unas breves  exhortaciones del  Bautista; «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.» “No exijáis más de lo establecido”  y “No hagáis extorsión ni os aproveches de nadie, sino contentaos con la paga”. En ambas el mensaje de San Juan es claro, alienta  y ensalza  la JUSTICIA  SOCIAL.
La justicia  de la que Juan habla no es  un código penal, o un nuevo concepto de justicia, ni de salvación y mucho menos  de una “nueva Ley”.  Lo primero lo deja en manos de los magistrados  y la revolución del  Reino de Dios y los nuevos valores  en las del mismísimo Cristo. El profeta  señala  e ilumina, “allana los caminos” (expresión utilizada en la primera lectura y en el Evangelio del pasado domingo) para preparar al pueblo de Israel y hacerlo capaz de comprender y aceptar a Cristo. No es un revolucionario, pero recuerda que esa preparación, ese vivir en predisposición a acoger la venida de Jesús,  ha de ser concreta, física, explicita.  Juan  nos exhorta directamente; hemos de ser justos y hemos de serlo todos y cada uno de nosotros  con y para todos.
Los años de bonanza que hemos vivido incentivaron un egoísmo social, en la que se primó la concentración de  recursos, se premió a exploradores de nichos de mercado sin explotar, a empresarios o banqueros  visionarios, pero también jaleamos a nuestros  familiares, vecinos o conocidos a aprovechar el momento y aprovecharse de la situación de abundancia para ganar 2 mejor que 1.  Todos hemos sido el rico de las dos túnicas, el publicano o los militares de este Evangelio (que en la época del texto eran personas que en vez de aplicar y defender a las personas con  la ley extorsionaban  a la sociedad escudándose precisamente en ella). Afortunadamente también hemos tenido a ejemplos de personas que fomentaron una forma distinta de trabajar, de vivir, de generar riqueza etc… aunque desgraciadamente muchos de nosotros no hemos escuchado a estos “nuevos Juanes”.
Pero no nos equivoquemos, el mensaje de San Juan no es conformista; no nos dice que aceptemos el momento tal como viene o que en situaciones  de crisis paguemos nuestros excesos y los desmanes ajenos. Nos dice que en tiempo de bonanza y en tiempo de crisis no nos olvidemos del prójimo, de aplicar la Justicia Social. Repartamos la riqueza, la cultura, la educación, las oportunidades, la comida etc… entre todos. Cuando hay hasta hartarse pero también cuando hay carestía.
“Yo bautizo con agua…” San Juan nos abre los ojos y da sentido a nuestro adviento; como individuos nos pide acciones  desde la posición de cada uno en  favor de una  JUSTICIA SOCIAL.   “… Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego…” En Cristo hay conversión y un nuevo mandamiento  AMAR  AL  PROJIMO,  que implica que yo como individuo, con todo mi ser ,anteponga al prójimo a mí mismo, repartir mis dos túnicas, dar más de lo establecido y contentarse sin paga. El otro antes que yo… ¿Cómo hacer esto sin el Bautista? ¿Cómo amar al otro sin antes si quiera promover que todos vivamos bien? ¿Cómo hacerlo sin Adviento?
R.G.

domingo, 9 de diciembre de 2012

PREPARAR EL CAMINO (Lucas 3, 1-6)


Preparad el camino para la llegada de Jesús ...y todos  verán la salvación..
¿Qué me queda de este evangelio..?.. Que difícil en estos tiempos que corren (crisis, salud, desempleo, desahucios.etc)., allanar el camino y  prepararnos para la llegada de Dios.. Estamos tan ocupados y preocupados en otras cosas que cuando llega la Nochebuena ya que nos fue otro año más. Estamos tan ocupados y preocupados que a veces se nos pasa el tiempo sin VER a nuestro alrededor.
¿Por qué no probar este año de prepararnos para vivirla de un modo diferente?
Este es mi propósito para esta Nochebuena. Quiero estar preparada esta vez para la llegada de Jesús y vivir la Nochebuena feliz, sintiendo su Presencia.  ¿Cómo podemos lograrlo?. Cada uno sabe y conoce dónde y cómo puede ayudar y mejorar el día a día... Cambiando de actitud ante las dificultades diarias, las discusiones, apoyando a los que tengo a mi alrededor... iremos allanando el camino para la llegada de Jesús
Así seremos testigos vivientes de su Palabra y, mientras allanamos el camino, veremos cómo las dificultades y problemas que tanto nos agobian, poco a poco se van diluyendo y estaremos así más preparados para la llegada de Jesús.
C.T.

domingo, 2 de diciembre de 2012

ESPERANDO CON ESPERANZA (Lc 21,25-28.34-36)

El miedo, las preocupaciones, las dificultades, los agobios y los sufrimientos de cada día  hacen que vivamos desanimados, preocupados y con sensación de fracaso.

Frente a esta realidad, Jesús, en el evangelio de hoy nos muestra la cara de la esperanza y de la alegría con palabras y gestos de confianza, de alivio y de ánimo:
“Tened ánimo, Levantad la cabeza, Estad siempre despiertos, Llega vuestra liberación”.

Encontramos en él una llamada a la espera y a la esperanza pero también una invitación al compromiso, a la oración, a estar atentos y despiertos.
Cuando esperamos a alguien a quien queremos, esa espera nos hace estar atentos y preparar y cuidar cada detalle. ¿Quién no ha esperado impaciente en la ventana la llegada de una persona o en la puerta del quirófano, o en esa cita tan importante…?

En este  tiempo de Adviento, voy a preparar tu venida Jesús, quiero cuidar cada detalle y cada momento, esta  es una oportunidad para ponerme en pie, levantar la cabeza, tender mi mano y:
1.-  Preocuparme, indignarme, ser valiente y protestar por las injusticias que veo cada día a mi alrededor.
2.-  Emocionarme, que se me encoja el corazón, que me duelan  las situaciones de los otros. Es bonito que me tiemble la voz y se me caigan las lágrimas al ver y compartir los testimonios de otras personas.
3.-  Hacer esos pequeños gestos (un beso, un abrazo, una sonrisa, una palabra de ánimo), que aunque me parezca que no sirven de mucho, pueden llevar un poco de esperanza a otros.
4.-  Estar dispuesta a hacer del proyecto de Jesús mi apuesta y mi meta. Esta es una manera de vivir que tiene dificultades  pero también está cargada de  ilusiones y recompensas.
5.-  Vivir y fomentar actitudes de cariño, escucha, empatía, solidaridad y cercanía con los más desfavorecidos, con los diferentes, con esa gente que me encuentro por la calle y en ocasiones no tienen nada ni a nadie.  

Así Te esperaré, Señor, con alegría y con Esperanza.

R.A.